Una vez que se ha diagnosticado el cáncer de cérvix...
Es preciso
determinar la extensión tanto local como a distancia de la enfermedad,
que facilite al médico la decisión del tratamiento más adecuado para su
caso. Para ello, el ginecólogo determinará qué pruebas son necesarias para completar el estudio:
Radiografía de tórax: permite al médico valorar el estado de los pulmones y descartar o no la existencia de nódulos.
Urografía intravenosa: la urografía intravenosa
permite visualizar los riñones, la vejiga y los uréteres. Consiste en introducir un contraste por vía
intravenosa que llega a la vía urinaria visualizándose en las
radiografías. Como el cérvix está situado detrás de la vejiga, esta
prueba permite valorar la afectación de la misma en los casos en los que
el tumor haya crecido y afectado la vejiga.
Cistoscopia: consiste en la visualización del
interior de la vejiga a través de un tubo muy fino, que posee una luz en
su extremo. Este tubo se introduce en la vejiga a través de la uretra
(conducto que permite el paso de la orina desde la vejiga hasta el
exterior). Para su realización se requiere anestesia general.Con esta prueba se puede determinar la afectación de la vejiga por el tumor del cérvix.
Rectoscopia: consiste en la observación del recto a
través de un endoscopio, que es un tubo largo y flexible, que en su
extremo posee una luz que ilumina el interior del recto. Al endoscopio
se conecta una cámara que permite visualizar en un monitor de
televisión, si el cáncer de cérvix afecta al recto.
Escáner o TC (Tomografía computerizada) : el escáner
es un aparato de rayos X que realiza radiografías del paciente desde
varios ángulos. Estas imágenes son combinadas y procesadas en un
ordenador para dar lugar a radiografías en las que se visualizan de
forma muy precisa todos los órganos. Esta prueba, resulta muy útil para conocer la extensión del tumor a
órganos vecinos y la afectación o no de los ganglios linfáticos. Además,
el escáner permite conocer la extensión a órganos más alejados como
pueden ser el pulmón o el hígado. Esta prueba dura aproximadamente 20- 30 minutos. No te ocasionará
ningún tipo de dolor, aunque para no distorsionar las imágenes, es
necesario que permanezcas inmóvil sobre la camilla del escáner mientras
se realizan las distintas radiografías.
Resonancia magnética nuclear o RMN: es una prueba
muy similar al escáner, pero no se emplean rayos X, sino campos
magnéticos. Es eficaz en el estudio de tumores del cérvix y de lesiones
cerebrales. Durante su realización la paciente permanece tumbada en
la camilla. Ésta se introduce en un tubo largo, que en pacientes más
sensibles pueden producir una sensación de claustrofobia. Es normal que
durante su realización se produzca ruido que puede resultar molesto. Es
importante que la mujer se relaje, ya que aunque pueda ser una prueba
incómoda no es en absoluto dolorosa. Su duración es de aproximadamente
30 minutos.
Exploración bajo anestesia: en algunas ocasiones la
exploración ginecológica puede resultar dolorosa para la paciente, por
lo que es aconsejable realizar ésta bajo anestesia general. Se suele
aprovechar que la paciente está dormida para tomar una biopsia del
útero. Es normal que tras esta exploración la paciente esté ligeramente
molesta y pueda apreciar un sangrado vaginal. Estos síntomas
desaparecerán unos días después de realizar la prueba.
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